¡Más bonico que un San Luis!. Así nos encontramos el pasado martes 22 de marzo a nuestro trono restaurado por el Maestro Lorente. A las nueve en punto, ni un segundo antes, ni uno después y con una gran asistencia de componentes del paso nos reunimos a las puertas del taller del Tronista... En plena huerta, justo donde termina la ciudad y comienza la pedanía de La Raya, nos esperaba nuestro trono.
Con mimo, como la matrona lava al niño recien nacido, lo llevamos de nuevo a su lugar de reposo, la Archiprestal de El Carmen. El Domingo de Ramos, como hace 25 años, lo volveremos a sacar a la Iglesia y lo dejaremos listo para procesionar en la tarde-noche del Miércoles Santo. Rojo como la sangre, blanco como el nácar. Dorado, reluciente, portado por sus nazarenos de amplia sonrisa... Orgullosos, satisfechos. Exultantes de alegría. Este Miércoles Santo, como ha sido los últimos veinticinco años atrás y lo serán los próximos mil años siguientes, los nazarenos del Paso Jesús en casa de Lázaro volveremos a sacar nuestro trono por la angosta puerta de nuestra Iglesia de El Carmen. En esos momentos que los nietos de nuestros nietos vivirán cada Miércoles Santo como si fuera el primero... Tensos, duros, peligrosos, intensos... Es una explosión de felicidad cuando, tras superar el vano del pórtico de nuestra Iglesia, vemos la luz de la tarde primaveral de la Murcia auténtica, huertana, falta de agua pero rebosante de solidaridad... Y al primer toque de nuestro Cabo de Andas paramos nuestro Paso... En "tó el medio de la plaza". De nuestra plaza, donde cada año nos vestimos y nos sentimos nazarenos, orgullosos, penitentes... Mostrándole al mundo la muerte, que tornará en resurección de Jesucristo...
Pues va por ustedes... Viernes de Dolores... Ya nos sentimos nerviosos y miramos a este cielo que tantas penas y alegrías nos da... "¡Parece que hace bueno!", nos animamos unos a otros... "¡Si, lo parece!".
Ahí tenemos las fotos... ¡Veinticinco años, parece que fue ayer!. Pero no será nada comparado con los veinticinco mil más de los que podrán disfrutar nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos y los nietos de nuestros nietos...
Jesús en casa de Lázaro, veinticinco años de buenos, intensos y sentidos momentos...
Gracias.
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